CENTRO VETERINARIO LOBETE

Cachorros - 5. Educación básica

5.1 Conocer al cachorro

Lo primero que tenemos que saber es que somos nosotros los responsables de educar a nuestro cachorro; que él por si solo no aprenderá modales.

El cachorro actúa mal por curiosidad o aburrimiento, pero él no lo sabe, y, por tanto, nosotros somos quienes le tenemos que enseñar a que obedezca y a que distinga entre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que se le permite hacer y lo que no; en defi nitiva, corregiremos sus problemas naturales de conducta.

Las diferentes razas de perros han evolucionado según las tareas para las que el hombre las ha preparado, y debido esto la raza del perro determina, en gran parte, el carácter del cachorro. Es importante que conozcamos los rasgos de la raza de nuestro cachorro ya que así entenderemos las causas de su conducta y sabremos sobre que aspectos de su carácter y comportamiento debemos incidir más.

El perro desciende del lobo y que se rige por la existencia de un líder que es quien da las órdenes; nosotros adoptaremos este papel de líder para que nos obedezca y nos respete como superiores a él.
 

5.2 Cómo debemos actuar

Para conseguir que nos considere su líder y nos acabe obedeciendo debemos seguir unas reglas básicas:

  • Debemos ser amables pero fi rmes, y no ceder ante lo que él quiera
  • Hemos de ser consecuentes con nuestra manera de actuar
     
  • Seguiremos los mismos pasos en cada orden que le demos
     
  • No utilizaremos nunca la violencia como castigo
     
  • Premiaremos su buen comportamiento con muchas caricias y alguna golosina.
     
  • No le chillaremos ya que podría asustarse, y utilizaremos el tono de voz adecuado para cada circunstancia.

 

CONSEJO PRÁCTICO: el tono de nuestra voz nos ayuda a comunicar,

- Para motivarlo cuando le digamos “ven” o “a mi lado” utilizaremos un tono alto o agudo.

- Para dar órdenes mostraremos serenidad y control con un tono normal.

- Para mostrar nuestra desaprobación al decir “¡no!” o “¡eh!”, adoptaremos un tono bajo o grave.

 

5.3 Qué debemos enseñarle

Que sea obediente

Es primordial que el cachorro responda a su nombre y acuda cuando le llamemos para controlarle y llamarle la atención cuando actúe indebidamente. Debe aprender rápidamente la orden “ven”, así que le llamaremos a menudo y le premiaremos cuando obedezca. También aprenderá a asociar esta orden con experiencias positivas.

A partir de las siete u ocho semanas podremos empezar a adiestrarle con cosas sencillas, como por ejemplo a que lleve el collar y la correa poniéndoselos a ratos por casa: si al principio no le gusta, ya se acostumbrará. El collar y la correa son imprescindibles para el adiestramiento y deben ser adecuados para cada cachorro. También necesitaremos una correa de adiestramiento de unos dos metros aproximadamente y de piel, ya que las de nylon resbalan fácilmente.

A partir de los tres meses ya podremos sacarle a pasear con la correa una o dos veces al día, y en cuanto tenga seis ya podremos empezar con el adiestramiento de obediencia.

¿Cómo lo haremos? Al principio deberemos combinar las sesiones de entrenamiento con juegos para mantener su atención. Las sesiones no durarán más de 10 o 15 minutos al día para que resulten más amenas y provechosas. Hablaremos y nos moveremos con autoridad y utilizaremos siempre el mismo tono de voz y las mismas palabras para dar una orden.

Deberemos enseñarle a ser sumiso así que lo levantaremos, y cuando haya dejado de forcejear lo pondremos boca arriba y le acariciaremos la barriga, mostrando así nuestro dominio.

Los cachorros aprenden por repetición, así que tendremos que ser pacientes y seguir enseñándole las cosas hasta que las haga, y cuando lo consiga le premiaremos y le acariciaremos. Podemos premiarle con alguna galleta pero debemos tener presente que su motivación tiene que ser complacernos, no la comida.

Procuraremos terminar las sesiones de manera positiva, así que si en una sesión no ha conseguido aprender una orden nueva, le daremos alguna que le salga bien para poder premiarle.

No perderemos nunca los nervios ni le pegaremos si durante el aprendizaje si no nos obedece; él no lo entendería y nos cogería miedo.

 

CONSEJO PRÁCTICO: ¿Qué hacer si el cachorro se pierde? Que el cachorro nos obedezca es vital porque si no lo hace puede perderse. Para poder recuperarlo si se pierde lo llevaremos identificado con una placa o microchip, pero, aun así, seguiremos estos consejos:

- Mostrar su foto a los vecinos e indicarles dónde y cuando fue visto por última vez.

- Colgar carteles por la zona, en establecimientos y escuelas, con su foto, una breve descripción y un teléfono o dirección donde nos puedan localizar si lo encuentran.

- Consultar en las protectoras de animales si lo han encontrado y colgar también carteles allí.

- Poner un anuncio en la prensa local con los mismos datos.

 

Que haga sus necesidades correctamente

El objetivo es conseguir que el cachorro no haga sus necesidades dentro de casa. Previamente a este aprendizaje en el exterior, es necesario que esté vacunado y desparasitado ya que, si no, puede que no sepa controlarse.

Este aprendizaje requiere cuatro pasos básicos:

 

1. La constancia en los horarios de las comidas

Es lo más importante; si le alimentamos cada día a la misma hora su aparato digestivo se regulará y el cachorro querrá defecar después de las comidas. Tras las comidas le sacaremos a pasear, siempre al mismo sitio. Nos quedaremos a su lado y le diremos con tono alegre “venga” o “haz pipí” para que vaya asociando estas palabras a hacer sus necesidades. Cuando acabe, le felicitaremos y regresaremos a casa. Para que no se confunda, no alargaremos demasiado el paseo.

Puede que el cachorro tenga ganas de orinar o defecar al levantarse por la mañana, después de la siesta, tras beber agua, después de jugar o antes de irse a dormir. En caso de tener más de una puerta de salida, utilizaremos siempre la misma para sacarle, de manera que pueda avisarnos olfateándola o arañándola cuando quiera ir a hacer sus necesidades.

CONSEJO PRÁCTICO:Cuando el cachorro olisquea el suelo, camina en círculos o se agacha quiere decir que tiene ganas de orinar o defecar. En cualquiera de estos casos le sacaremos a pasear cuanto antes.

 

2. Proporcionarle un rinconcito y sacarle fuera

Cada mañana le sacaremos de su casita y le llevaremos de paseo atado con su correa para que haga sus necesidades; después le premiaremos. Si le sacamos con regularidad o después de cada comida no hará sus necesidades dentro.

Mientras esté aprendiendo no le dejaremos corretear por la casa sin vigilancia, y si tenemos que dejarlo solo lo haremos en una habitación que sea fácil de limpiar, como el lavabo.

Para saber cuanto tiempo puede permanecer sin salir del transportín añadiremos un uno a su edad en meses; es decir, un cachorro de dos meses no estará más de tres horas. Si nos ausentamos por mucho tiempo deberemos pedir a alguien que lo saque a pasear. No dejaremos a un cachorro adulto más de ocho horas solo ya que entorpeceriamos su ejercicio y socialización.

Si seguimos estas pautas, el cachorro estará educado en cuatro o seis semanas, aunque, como cada cachorro es diferente, puede que no lo consiga hasta los seis meses. Hay que tener paciencia y constancia.

 

3. Saber corregirle

Es probable que al cachorro se le escape alguna vez la orina o las heces. Contrariamente a lo que podemos haber oído muchas veces, no es bueno castigarle frotándole el hocico contra sus excrementos, ni chillándole, ni pegándole, ni sacándole fuera de casa; este castigo podría confundirlo.

Lo que debemos hacer es llevarlo hasta donde lo ha hecho y decirle “no” en un tono de voz bajo y fi rme. Le secaremos con un papel y le llevaremos, con el papel, a la zona donde tiene que defecar. Si le vigilamos no lo hará, pero si observamos que tiene ganas de hacerlo, le diremos “no” y le llevaremos al lugar indicado.

 

4. Utilizar un neutralizador de olores

Los perros tienen un olfato mucho más sensible que el nuestro, de manera que si ha orinado o defecado en algún lugar de la casa y no hemos eliminado completamente el olor volverá a ese lugar. Tendremos que utilizar neutralizadores especiales que son más efectivos que los detergentes normales; los encontraremos en tiendas de animales.

CONSEJO PRÁCTICO: los periódicos. Una solución temporal antes que el cachorro esté vacunado y pueda salir a hacer sus necesidades, es que aprenda a hacerlas en papeles de periódico. También es una opción para perros de raza pequeña o para perros de personas que no pueden sacarlos a menudo.

Para el aprendizaje nos servirán los cuatro pasos comentados, pero, si es macho, también tendrá que aprender a no levantar la pata cuando orine en los papeles.

Si después de aprender a hacer las necesidades dentro de casa, le cuesta aprender a hacerlas fuera, deberá aprender que en casa sólo las hará cuando no se pueda salir.

 

Que juegue

El juego y el ejercicio son muy necesarios para el correcto desarrollo de nuestro cachorro y contribuyen a mejorar nuestra relación con él y a su socialización, a la vez que hacen que elimine de manera saludable los excesos de energía. Cuando quiera jugar nos lo indicará rozándonos con su hocico, tirando de nuestra pierna o con el “saludo de juego”, esto es con la cabeza y el pecho inclinados hacia el suelo y las extremidades posteriores levantadas. Los juegos que les resultan más divertidos porque estimulan sus instintos son el escondite, el pilla-pilla, buscar cosas, etc. Pero debemos evitar que llegue a aburrirse del mismo juego y de los mismos juguetes, así que los iremos variando de vez en cuando.

 

A socializarse

Cuando adoptemos al cachorro no solamente deberá adaptarse a su nueva casa sino que también tendrá que aprender a socializarse y a relacionarse con los niños, con los otros animales que tengamos, con las visitas, y en general con la gente de su entorno o de la calle y con los diferentes ambientes sociales, para la cual cosa le llevaremos a diferentes tipos de actos en el exterior (siempre atado con la correa). Para que su conducta sea correcta deberá familiarizarse con todos y nosotros, como educadores, se lo tendremos que enseñar.

Veámoslo:

  • La relación con los niños: Es evidente que el respeto entre el niño y el animal tiene que ser mutuo, por lo tanto, lo primero que deberemos de hacer es enseñar al niño que el cachorro no es un juguete, que es un ser vivo al que tiene que cuidar y no hacer daño.

Aunque la mayoría de niños adoran a los animales puede ser que sin querer abusen de ellos para jugar tirándoles de las orejas, la cola o el pelo. Esto es lo que se tiene que evitar. El encuentro del niño con el cachorro tiene que ser progresivo, para que el cachorro se acostumbre a él. El niño deberá aprender cómo cogerlo y sujetarlo correctamente así como saber que no debe asustarlo, empujarlo o moverlo bruscamente o acercársele demasiado deprisa ya que el cachorro podría reaccionar violentamente. Para los cachorros incluso un niño es grande así que será mejor que el niño (y los adultos) se siente en el suelo para jugar con él. No dejaremos nunca a un niño y un cachorro sin vigilancia.

En cuanto a los bebés deberemos tomar precauciones. El bebé es diferente al resto de las personas ya que huele diferente, no se mueve, no habla, etc. y la percepción que el cachorro tendrá de él también será diferente. Para que se acostumbre deberemos ir acercándolos progresivamente, así que la primera vez no estarán más cerca de medio metro; iremos acortando cada vez en unos treinta centímetros la distancia entre ellos. Después de varios días o semanas el cachorro empezará a olisquear al bebé, deberemos vigilar con mucha atención y permitir que lo haga cuando lo creamos oportuno observando su actitud. En general los cachorros se adaptan enseguida los bebés pero a algunos les puede costar más.

  • La relación con otros animales: Deberemos mostrar al cachorro a los otros animales que tengamos en casa y lo haremos con precaución y progresivamente; no les dejaremos solos hasta que sean amigos. Es posible que el otro animal, sea cual sea, sienta celos del nuevo cachorro así que para evitarlo le compensaremos con más cariño y atención. Si el encuentro es con un perro adulto los mantendremos a los dos atados; puede que el perro adulto tarde un poco en aceptar al nuevo cachorro pero no hay que forzarlo, hay que se conozcan a su ritmo.
  • La relación con las visitas: Saber comportarse ante las visitas es primordial para la socialización del cachorro ya que le ayudará a perder el miedo a los extraños y le hará más cordial. Hasta que aprenda a comportarse debidamente, le ataremos con su correa para que se abalance sobre la gente, haremos que se siente y que se queda así mientras le saludan o le acarician. Para que el cachorro responda a este aprendizaje es imprescindible que las visitas respeten a nuestro animal y le traten correctamente.

Órdenes concretas

Podemos enseñar muchas cosas a nuestro cachorro pero para conseguirlo deberá aprender primero una serie de órdenes básicas sin las cuales no seria posible ningún otro aprendizaje. 

  • Para que venga: podremos empezar a enseñársela a las siete semanas de edad. Le llamaremos cuando esté comiendo diciéndole “ven” o “here”, y cuando venga le premiaremos inmediatamente. Haremos que nos siga cuando le digamos “ven” o “here” seguido de su nombre.

El método “de la correa”: nos sentaremos en el suelo a unos metros del cachorro que llevará la correa; le diremos “ven” o “here” y su nombre en tono alegre y tiraremos de la correa suavemente; le recibiremos agachados sobre las rodillas y con los brazos abiertos. Es posible que cuando llegue esté tan contento que se abalance sobre ti o incluso se orine; no le riñas al momento, deja que muestre su alegría y después haz que se siente cuando se acerque.

  • Para que se siente: mostraremos una galleta a la altura de su cabeza mientras decimos “sentado” o “sit”; moveremos la galleta por encima de su cabeza y hacia atrás mientras se sienta. Le premiaremos con la galleta.

El método “de la correa”: situaremos el cachorro a nuestra izquierda y sujetaremos la correa con la mano derecha. Con la mano izquierda presiona su grupa mientras tiras suavemente de la correa hacia arriba. Al tiempo que tiramos de la correa diremos “sentado” o “sit”. Le premiaremos cuando se siente. Después le daremos la orden mientras tiramos de la correa pero sin presionar sobre su grupa. Cuando lo haga bien lo repetiremos sólo dando la orden para que aprenda a obedecerlas.

  • Para que se esté quieto: con el cachorro a nuestra izquierda sujetaremos la correa por encima de su cabeza, tirando de ella lo suficiente para que se esté quieto. Pondremos la mano izquierda con la palma levantada y los dedos juntos frente a su hocico y diremos “quieto” o “stop”. Colocaremos el pie derecho delante de él para evitar que se mueva.

Repetiremos alejándonos del cachorro uno o dos pasos cada vez. Si viene hacia nosotros repetiremos la orden a la vez que nos acercamos y levantamos las dos manos con las palmas levantadas. Si se mueve o se va, no le llamaremos; le cogeremos y volveremos a empezar sin alejarnos demasiado al principio.

  • Para que permanezca a nuestro lado: con el cachorro a la izquierda daremos un paso adelante con el pie izquierdo. Si no se mueve, tiraremos de la correa y diremos su nombre y “al lado” o “....” mientras giramos hacia la derecha. El cachorro se quedará detrás nuestro y vendrá enseguida a nuestro lado. Le premiaremos. Si se va, le dejaremos y cuando la correa llegue al tope volverá. Para llamar su atención y motivarlo podremos usar una galleta o su juguete favorito. Cada vez que paremos le diremos “sentado” o “sit”; al fi nal lo hará automáticamente.

 

5.4 Qué debemos corregirle

Si mordisquea lo que no debe

A los cachorros les entusiasma mordisquearlo todo, por naturaleza; también lo hacen especialmente durante el período de dentición para calmar el dolor en las encías. No es una buena costumbre y, como tal, deberemos erradicarla antes de que nos provoque algún disgusto. Si le sorprendemos mordiendo algo no permitido le llamaremos la atención diciéndole “no” o “eh”, y desviando su atención hacia los juguetes. Le acariciaremos y le diremos en un tono alto y alegre “buen chico” cuando mordisquee su juguete. Debemos pensar que si en algún momento nos hace gracia que se lleve a la boca algún objeto “prohibido”, y permitimos que lo haga, por ejemplo, porque es algo viejo o roto, no entenderá que en otra ocasión le riñamos por hacer lo mismo con un objeto que puede ser nuevo o más caro pero que para él es igual. Por lo tanto no se lo permitiremos en ninguna ocasión.

Existen productos con mal sabor, pero inofensivos, para aplicar sobre muebles u objetos que no queramos que muerda; si decidimos usarlos nos aseguraremos que sean adecuados y seguros tanto para el cachorro como para los muebles.

 

Si gruñe o muerde

Hay que prevenir este comportamiento ya que el perro adulto que muerde lo hace porque de cachorro no se le educó. No nos debemos fi ar de un perro que ya ha mordido alguna vez. Si gruñe, lo ataremos con la correa y diremos “no”, después seguiremos jugando. Si no deja de hacerlo, dejaremos de jugar.

 

Si llora o hace gemidos

El cachorro nos identificará con su camada y querrá estar siempre con nosotros, así que si le dejamos solo puede inquietarse ya que no sabe cuando volveremos; esta ansiedad puede provocar que llore o incluso que aúlle.

Para que se sienta seguro y protegido debemos enseñarle a quedarse solo en casa haciendo que esté a ratos en su casita, que hace la función de guarida, mientras nosotros también estemos. Cuando salga le premiaremos para reforzar su actitud. Iremos aumentando gradualmente el tiempo que estemos fuera de casa, y evitaremos dramatizar al irnos o al llegar ya que le provocaremos ansiedad; debemos ser cuanto más naturales, mejor. Para que se sienta mejor cuando no estemos le dejaremos juguetes y encenderemos una radio en alguna habitación para que oiga voces y esté más tranquilo.

 

Si ladra excesivamente

El cachorro siempre ladra por algún motivo: puede que está aburrido, porque reclama o protege su territorio o para llamar la atención. Le corregiremos el vicio de ladrar demasiado diciéndole “no” o “eh” en voz alta, y lo evitaremos premiándolo cuando no lo haga y dedicándole 20 minutos diarios de ejercicio. Si ladra cuando nos vamos le dejaremos juguetes para que se distraiga.

 

Si se abalanza sobre la gente

Es importante que el cachorro sepa cómo debe saludar a la gente sin saltarle encima. Para ello necesitará aprender las órdenes “fuera” y “sentado” y le tendremos que atar con una correa cuando recibamos visitas en casa o fuera de ella. Cuando quiera subírsele a alguien tiraremos de la correa y diremos “fuera”, con un tono grave, y nos dirigiremos a él de manera un tanto amenazante; cuando veamos que se va retirando le diremos “sentado” a la vez que le ayudamos a adoptar esta situación. Le premiaremos cuando se haya sentado.

 

Si tiene el vicio de pedir

No le daremos comida cuando estemos comiendo en la mesa ya que entonces lo hará constantemente. Le daremos de comer antes que nosotros y le ignoraremos si se acerca a la mesa; si pide le diremos “no”. Puede que sea necesario que le tengamos que dejar en su casita o enseñarle a que se tumbe en su cama a la hora de nuestra comida.

 

Si busca en la basura

Cuando el cachorro busca sus presas está actuando de manera territorial, cosa que dificultará la corrección del problema. Para corregirle, lo sacaremos a pasear con una correa larga para dejar que vaya buscando, y cuando llegue al límite de la correa, entonces estiraremos y le diremos “no”. Aprenderá después de repetir la acción varias veces.

 

Si intenta huir

Debemos mostrarle los límites del jardín o de la zona de la cual no puede salir. Para que aprenda cuáles son estos límites lo pasearemos con la correa y diremos “no” y le haremos retroceder cada vez que los sobrepase. Aun así, lo mejor es tener limitado el espacio que no debe sobrepasar y atarlo con la correa cuando estemos fuera de casa.

 

 

 

 

Fuente: Affinity Pet Care.