CENTRO VETERINARIO LOBETE

Adultos - 3. El juego

 

3.1 Qué significa el juego

El juego es ejercicio: Aunque haya razas que, por defi nición, son más pasivas que otras en este sentido, está claro que ninguna es absolutamente sedentaria y que, por poco que sea, la mayoría de perros necesitan actividad y disfrutan corriendo por el campo, saltando, buscando objetos, etc.

Sin embargo, nosotros, que somos los que debemos proporcionarle este ejercicio, no disponemos de demasiado tiempo. Llevarle a diario al campoo al parque para que corra a sus anchas nos resulta impracticable. Para compensar esto, se trata de que siempre que podamos, el fin de semana y los días de fiesta, hagamos salidas aunque sea al parque. Si no proporcionamos a nuestro perro el ejercicio necesario le convertiremos en un perro desanimado, gandul, poco motivado, sin energías y probablemente con un exceso de sobrepeso.

El juego quema calorías: el juego también cumple una función biológica. Las calorías son imprescindibles para el perro pero lo es aún más consumir su exceso. Si nuestro perro no las quema las acumulará y engordará hasta convertirse en un perro obeso y poco sano.

El juego es diversión: nuestro perro, igual que nosotros, necesita divertirse. El aburrimiento es un enemigo que puede inducirle a un mal comportamiento; también la monotonía resulta poco saludable, así que intentaremos jugar con él de manera regular a la vez que procuraremos que los juegos sean de lo más variado posible.

El juego es motivación: cuando el perro juega, está contento porque realiza una actividad que le gusta y esto le motiva y le convierte en un perro mejor y más obediente.

CONSEJO PRÁCTICO: nuestro perro necesita obtener algo a cambio de su obediencia en el aprendizaje, pero cada perro tiene sus preferencias; aunque hay algunos que quieren comida o alguna golosina, también los hay que prefi eren, como recompensa, jugar con nosotros o con su juguete preferido, una pelota, por ejemplo. Así que tendremos que conocer las preferencias de nuestro perro.

El juego combate el estrés: hoy en día la mayoría de los perros viven en pisos o casas donde permanecen durante gran parte del día sin poder salir; esto les provoca cierto estrés que necesitan liberar. El juego es también el mejor antídoto contra esta tensión. Correr a sus anchas, ir a buscar cosas que le hemos lanzado y traérnoslas, y otras muchas actividades, le permitirán airearse, sentirse más libre, desahogarse y compensar las horas que está en casa sin salir.

Después de la actividad se sentirá relajado, tranquilo y alegre. También a nosotros, después de la dura jornada laboral, nos vendrá muy bien un rato de diversión con nuestro perro.

Jugar es relacionarse: está muy claro que jugar con nuestro perro mejorará nuestra relación y reforzará los vínculos que hay entre él y nosotros a la vez que el perro conocerá mejor su posición en la familia. Él percibirá nuestra dedicación hacia él y agradecerá el tiempo que le dedicamos; al mismo tiempo nosotros nos reforzamos en nuestro papel de líder ya que somos quienes dirigimos el juego, lo controlamos y marcamos las reglas que se deben cumplir.

En este sentido es importante que durante el juego no dejemos que tome él las riendas ni dicte las órdenes ya que esto le haría posicionarse como líder. Después del juego aumentará su predisposición a obedecernos.
 

3.2 Cómo y a qué debemos jugar

Ya hemos comentado que no es fácil disponer de tiempo entre semana para dedicarlo a jugar con nuestro perro, que no podemos llevarle al campo cada día, etc. Aun así procuraremos dedicar al juego diez minutos (o menos, pero más veces) al día y no concentrarlo en media hora seguida un solo día a la semana; puede que para él sea el mejor momento del día y que lo espere ansioso.

Esto lo podemos conseguir aprovechando cualquier situación, por ejemplo, mientras cocinamos u ojeamos el periódico podemos lanzarle algún objeto para que vaya a buscarlo. Algo que siempre debemos tener en cuenta es que el juego no comporte peligro al perro ya sea por las condiciones del lugar, el tipo de juego, el estado del perro, la edad, etc.

Ya que el juego tiene un sentido importante para el perro, debe también elaborarse como tal, es decir, debe tener unas pautas y una estructura para que realmente se entendido por el animal, para que tenga un sentido en él y le saque un provecho. Para esto es imprescindible que el juego tenga un principio y un fi nal delimitados.

El tipo de juego puede depender de muchas cosas, por ejemplo de las preferencias de nuestro perro (que a la vez dependerá de la raza), del lugar donde se juegue, de la edad del perro y de sus características físicas; deberemos tener en cuenta estos aspectos si no queremos fracasar ni frustrarnos al intentar enseñarle un determinado juego. Por ejemplo, a los perros pastores les gustan los juegos en equipo y que requieren atención; a los sabuesos no les gusta recoger pelotas pero, en cambio, les entusiasman los objetos que ruedan por el suelo; a un labrador retriever ir a buscar y traer cosas es lo que más le fascina; etc.

En cuanto a la seguridad, si nuestro perro es de los de gran volumen pero poca estatura, como por ejemplo un bulldog, no dejaremos que se canse demasiado ya que puede sufrir un golpe de calor; o si nuestro perro es grande controlaremos los frenazos súbitos y los saltos.

CONSEJO PRÁCTICO: ¿Cómo sabremos que nuestro perro tiene ganas de jugar? Nos resultará bastante fácil. Cuando veamos que adopta la “inclinación juguetona”: bajará las patas delanteras hasta tocar con la cara el suelo y levantará el trasero al mismo tiempo que meneará enérgicamente su cola. Es una postura universal con la que nos comunican, a nosotros y a los otros perros, que tienen ganas de pasarlo bien.

Cada juego tendrá su momento y lugar más adecuado de manera que si jugamos en el campo, por ejemplo, dispondremos de mucho espacio para realizar juegos que lo requieran, y, en cambio, si estamos en casa deberemos limitarnos al espacio y a la situación. Veamos algunos de los juegos preferidos por los perros, unos para jugar dentro de casa y otros para jugar fuera:

Juegos para practicar en casa (obviamente, a no ser que algo lo impida, éstos también pueden practicarse en el exterior)

  • Buscar objetos: para enseñarle este juego, en primer lugar, ordenaremos a nuestro perro que se siente; le mostraremos una galleta o una pelota pero no dejaremos que la alcance; seguidamente la colocaremos a unos metros lejos de él pero donde la pueda ver y le daremos la orden diciéndole “busca”. Como la tiene a la vista, la cogerá rápido y de esta manera habrá aprendido el mecanismo. Entonces podremos esconder el objeto de verdad para que lo busque colocándolo, para empezar, en lugares no muy ocultos. Es un juego que tiene la ventaja de que se puede practicar en casa.
  • Esconderse: jugaremos toda la familia. Alguien deberá sujetar al perro mientras el resto se esconde. Cuando lo estén todos, uno a uno lo iremos llamando con la orden “ven”; cuando nos encuentre le ordenaremos que se siente, le premiaremos con una galleta y otro miembro le llamará de nuevo; seguiremos así sucesivamente. Este juego asegura bastante ejercicio.
  • Sentarse: iniciaremos el juego mostrándonos ante el perro felices y eufóricos, cantando y bailando; cuando el perro nos muestre su atención le ordenaremos que se siente diciéndole “siéntate”. Cambiaremos nuestra expresión de alegría por una triste y callada hasta que nos obedezca; cuando lo haga volveremos a mostrarnos alegres y volveremos a darle la orden. Lo encontrará muy divertido porque asociará que en cuanto se siente el juego volverá a empezar y volveremos a actuar con alegría y cantos. Es un juego que favorece mucho la relación entre ambos.
     

Juegos para practicar en el exterior

  • Atrapar galletas o golosinas: Estando a unos metros del perro le lanzaremos una galleta o una golosina para que la atrape. Repetiremos la acción lanzándola un poco más alto y si consigue cogerla sin que le caiga al suelo dejaremos que se la coma; si, por el contrario, no consigue cogerla, se la quitaremos y lo volveremos a intentar siguiendo siempre la norma de que si no la atrapa no dejemos que la coma o que únicamente coma el trozo que consiga atrapar. Este juego potencia sus refl ejos.
  • Jugar al corro: Debemos ser cinco personas o más. Nos colocaremos en círculo alrededor del perro; se trata de ordenar al perro a que se dirija hacia alguien que esté formando el círculo, y lo conseguiremos diciéndoselo a la vez que la persona a la cual debe dirigirse lo llame; cuando lo aprenda, cada persona le dirá el nombre y él deberá acudir. Este juego, además de proporcionarle ejercicio, hará que el perro conozca a todos los miembros de la familia por su nombre.
     

3.3 Juegos no recomendables

No debemos pensar que cualquier tipo de juego es saludable para nuestro perro. De la misma manera que determinados juegos favorecen el comportamiento y el bienestar del perro, es decir que son constructivos, existen otros juegos o actividades que pueden alterar su conducta potenciando su agresividad a cambio de un nulo benefi cio.

Siempre será prioritario que nosotros controlemos las situaciones, incluso cuando jugamos, así es que no debemos permitir que el perro corra pretendiendo que nosotros le sigamos, por ejemplo, o que le persigamos porque ha cogido algún objeto que no debería; en este caso no debemos hacerle caso, ya que estaría adoptando la posición dominante, hasta que nos devuelva lo que se haya llevado.

CONSEJO PRÁCTICO: no es lo mismo aleccionar que castigar, así que deberemos saber cómo actuar si el perro se porta mal. No hacerle caso cuando cometa alguna travesura o incumpla alguna orden hará que aprenda, pero tampoco debemos darle la espalda durante demasiado tiempo ya que podemos provocarle ansiedad; en cuanto rectifi que volveremos a una actitud normal.

 

 

 

 

Fuente: Affinity Pet Care.