CENTRO VETERINARIO LOBETE

Adultos - 3. Comportamiento

 

3.1 Comunicación

Uno de los rasgos que defi nen a los gatos respecto a otros animales es el grado de comunicación que podemos establecer con ellos. Conociendo algunos de sus rasgos es fácil saber cómo se encuentran o aquello que quieren decirnos. Observándolos podremos apreciar rasgos que tienen significados específicos:

  • Pupilas. Si nuestro gato está enojado, siente miedo o simplemente ante la excitación sexual, las pupilas de sus ojos se dilatan.
  • Parpadeos. Si parpadea lenta y prolongadamente nos estará transmitiendo que se encuentra bien, satisfecho y tranquilo. Este movimiento puede utilizarlo también como saludo.
  • Orejas. Si están fi rmes es que está alerta, si además adoptan ligeramente una forma de trompeta es que está intentando captar cualquier sonido. Cuando está enojado o asustado, las pega mucho a la cabeza.
  • Cola. Los movimientos de la cola también dicen mucho de su estado. La estira hacia arriba cuando está contento o en alerta, tuerce la punta cuando está irritado y la paraliza y la infl a cuando está enojado.
  • Bigotes. Son tremendamente sensibles al tacto. Los suelen utilizar para establecer un primer contacto con un posible amigo. Tras el roce con los bigotes, suele continuar el roce del lomo, el restregamiento de los costados.
  • Pelo. Está controlado por el sistema nervioso. Cuando el animal se enoja y produce adrenalina se eriza, reacción que va unida a un arqueamiento del lomo. Este movimiento tiene la fi nalidad de hacerle parecer lo más grande posible y de esta forma intentar atemorizar a sus enemigos.
  • Sonidos. Los gatos también expresan una rica gama de sonidos que les permite indicarnos lo que quieren, desde conceptos como comida, decir no o pedir socorro.

CONSEJO PRÁCTICO: Para vocalizar los sonidos, los gatos mantienen la boca tensa, abierta y cambia de forma. Con ellos van a conseguir que les prestemos atención siempre que ellos lo requieran.
 

3.2 Sentidos más desarrollados

Sigiloso, cuidadoso, silencioso, algunos de los sentidos del gato están muy desarrollados. Entre ellos destacan los siguientes:

Olfato. Si observamos a nuestro gato podremos ver que cuenta con un sentido del olfato muy desarrollado que les sirve para reconocer enseguida su territorio. Además, nuestro gato tiene unas glándulas odoríferas muy específi cas y probablemente nos resultará curioso saber que cuando se restriega contra nosotros, además de una muestra de cariño, lo que está haciendo sobre todo es marcar su territorio.

Equilibrio. Si el gato está acostumbrado a vivir en nuestra casa, probablemente habremos observado que se mueve con absoluta soltura, sigilo y destreza sin producir apenas alteraciones y eso se debe a su extraordinario equilibrio. Control que combinado con su gran sensibilidad hacia la orientación le permite reaccionar ante cualquier estímulo de una forma instantánea. El centro del equilibrio y de la orientación en el gato se encuentra en el aparato vestibular situado en el oído interno. Si se producen infecciones en esta zona, no sólo se verán afectada la audición sino también el equilibrio, malestar que el gato manifestará inclinando la cabeza y avanzando en círculos.

Oído. Es extremadamente sensible y mucho más agudo que el oído humano. Los gatos son capaces de adaptar los pabellones auditivos de sus orejas a las formas más convenientes para captar mejor los sonidos.

Vista. También está muy desarrollada en los gatos. Gracias a su pupila, que cambia de tamaño y forma, regulan la cantidad de luz que entra en el ojo. Cuando la dilata es que hay poca luz, si la contrae es que la luz es excesiva. Los cambios de la pupila también denotan el estado de ánimo del gato, así como la excitación sexual.

CONSEJO PRÁCTICO: Gracias a su gran capacidad para coordinar con precisión los movimientos de sus músculos, huesos y tendones, los gatos consiguen ser sigilosos, silenciosos y precisos.
 

3.3 Juegos

Un gato adulto no suele ser tan juguetón como cuando era gatito, sin embargo, esta actividad aún continúa siendo algo esencial en su existencia, especialmente si es un gato doméstico y no sale mucho de casa. Los juegos se convierten, en estas circunstancias, en su principal actividad y como tal es importante que los fomentemos y que les dediquemos una parte de nuestro tiempo.

Además, si no jugamos con nuestro gato, nuestra relación con él se irá empobreciendo con el tiempo. Es importante que aunque el gato sea adulto cuente con sus propios juguetes como cuando era pequeño. A ellos les sirve desde pelotas de ping-pong hasta los juguetes especialmente diseñados para ellos que se venden en las tiendas de animales.

A los gatos les gusta maniobrar con objetos utilizando las almohadillas sensibles de sus manos y sirviéndose de la enorme elasticidad de sus miembros delanteros. Ahora bien, evita los objetos demasiado pequeños debido al peligro de que se los trague y se pueda ahogar, así como los hilos y la lana. Les gusta especialmente jugar con ellos pero pueden resultar peligrosos.

También debemos cuidar el tipo de juego que le gusta practicar al gato. Si es agresivo y despliega las garras o llega a mordernos hay que indicarle con firmeza que esta conducta no es la adecuada. Para ello debemos decirle un ‘No’ con firmeza y en tono serio y dejar de jugar inmediatamente.

Es eficaz ignorarle ya que les gusta ser el centro de atención. Cuando haya transcurrido un rato podremos volver a jugar con él y hablarle en voz dulce. Si volviera a repetir la actitud, deberemos hablarle una vez más con voz fi rme e ignorarle, abandonando el juego.

CONSEJO PRÁCTICO: Podemos utilizar los juegos como un proceso natural de aprendizaje en nuestro gato, por ello es interesante fomentarlos, siempre que no sean agresivos.
 

3.4 Viajar con el gato

Si le hemos acostumbrado desde pequeño, nuestro gato aceptará los viajes. Si no es así, puede plantearnos problemas ya que a los gatos, como hemos señalado en varias ocasiones, no les gustan demasiado ni los cambios ni los traslados. Ahora bien, si no nos queda más remedio, es importante tener en cuenta lo siguiente:

  • Debemos hacernos con una cesta de transporte homologada. Si viajamos en avión, autobús o tren, probablemente nos la requerirán.
  • Si viajamos en nuestro propio coche, también es importante que llevemos al gato en una cesta grande y fuerte cuyo fondo debe ir bastante cubierto con papel de periódico. Es muy importante que nuestro gato vaya bien sujeto, ya que en caso contrario se puede convertir en una peligrosa distracción para el conductor.
  • No debemos alimentar al gato antes de salir. Ahora bien, es necesario que le demos agua fresca durante el viaje. Es también importante que no le dejemos solo en el coche sin ventilación. Puede deshidratarse.
  • Gran parte de los veterinarios no están de acuerdo en sedar a los gatos si tienen que viajar, ya que a veces estos productos tienen efectos poco controlables en estos animales. Sin embargo, si optamos por sedarle, es mejor que le administremos el producto unos días antes de realizar el viaje. De esta forma, sabremos como lo acepta.
  • Si viajamos al extranjero, es prudente informarnos de las vacunas que se exigen en el país al que vamos. Además debemos llevar la cartilla o certificados de vacunaciones de nuestro gato al día.

CONSEJO PRÁCTICO: Si decidimos no viajar con nuestro gato y dejarlo en una pensión, es aconsejable que nos fijemos en la higiene de las instalaciones, las medidas de seguridad y la atención que se prestan a los animales las personas que trabajan en el establecimiento.
 

3.5 Cambios en el comportamiento

Si se producen, debemos encontrar la causa. Quizá se deba a que una persona que no conoce está viviendo en nuestro domicilio, o simplemente a que hemos cambiado nuestros horarios de trabajo y él debe habituarse a estar solo cuando antes estaba acompañado. Pero si no encontramos una causa justificada debemos consultárselo al veterinario, ya que podría deberse a un problema de salud.

De cualquier forma, debemos tener en cuenta que los gatos son muy sensibles a los cambios, por ejemplo les cuesta adaptarse a un cambio de domicilio. Si nos mudamos de casa, podremos observar cambios en su comportamiento. Es normal. El cambio de domicilio, por ejemplo, les afecta tremendamente, sobre todo en los animales adultos.

En estos casos lo mejor es vigilarle en extremo y no confi arnos porque a la primera oportunidad que tengan, intentarán fugarse para volver a su domicilio anterior. Si además sufre un cambio de dueño aunque sea temporal, suele rechazar por un tiempo el alimento.

CONSEJO PRÁCTICO: No debemos preocuparnos si nuestro gato deja de comer uno o dos días porque le hemos dejado con un amigo. Hasta que no se adapte a la nueva situación su comportamiento no será el de siempre.

 

 

 

 

Fuente: Affinity Pet Care.