Obesidad en nuestras mascotas: un problema de salud pública veterinaria
Introducción La obesidad en perros y gatos es actualmente una de las patologías nutricionales más frecuentes en la práctica clínica, considerada por…
Introducción
La obesidad en perros y gatos es actualmente una de las patologías nutricionales más frecuentes en la práctica clínica, considerada por muchos autores como una verdadera epidemia en medicina veterinaria. Se define como un acúmulo excesivo de tejido adiposo que conlleva alteraciones metabólicas, funcionales y mecánicas, comprometiendo de forma significativa la expectativa y la calidad de vida del animal.

Etiopatogenia
La obesidad es el resultado de un desequilibrio energético crónico, donde la ingesta calórica supera al gasto energético. Este desajuste puede estar influenciado por múltiples factores:
- Factores nutricionales: dietas hipercalóricas, alimentación libre ad libitum, premios excesivos.
- Factores conductuales: sedentarismo, falta de enriquecimiento ambiental, escasa actividad física.
- Factores biológicos: predisposición genética (ej. Labrador Retriever, Beagle, gato Europeo de pelo corto), esterilización, edad avanzada.
- Factores endocrinos: hipotiroidismo e hiperadrenocorticismo en el perro, menos frecuentes en el gato.
Consecuencias clínicas y complicaciones asociadas
La obesidad no es un simple problema estético, sino una enfermedad crónica que incrementa el riesgo de múltiples trastornos:
- Metabólicos: resistencia a la insulina y diabetes mellitus, especialmente en el gato.
- Músculo-esqueléticos: osteoartrosis, degeneración articular precoz, intolerancia al ejercicio.
- Cardiorrespiratorios: intolerancia al esfuerzo, reducción de la capacidad pulmonar, mayor riesgo anestésico.
- Reproductivos: alteraciones en la fertilidad y mayor incidencia de distocias.
- Oncológicos: incremento de la incidencia de ciertos tumores (ej. neoplasias mamarias en perras).
- Reducción de la longevidad: estudios longitudinales en perros han demostrado una disminución de la esperanza de vida de hasta 2 años en animales obesos frente a sus congéneres normopeso.
Diagnóstico
El diagnóstico de obesidad se establece mediante:
- Evaluación del índice de condición corporal (Body Condition Score, BCS): escala de 1 a 9 o 1 a 5, donde valores ≥ 7/9 o ≥ 4/5 indican obesidad.
- Índice de masa muscular: útil para diferenciar obesidad de pérdida muscular con exceso de grasa.
- Pesaje seriado: fundamental para el seguimiento de la evolución durante el tratamiento.
Manejo terapéutico
El tratamiento de la obesidad debe plantearse como un programa de pérdida de peso estructurado y supervisado por el veterinario, con un enfoque multidisciplinar:
- Plan nutricional
- Uso de dietas hipocalóricas formuladas específicamente para pérdida de peso.
- Control estricto de la ración diaria, evitando el libre acceso a la comida.
- Restricción de premios y snacks calóricos, sustituyéndolos por opciones bajas en energía o trozos de verdura apta.
- Plan de ejercicio
- Incremento progresivo de la actividad física adaptada al estado de salud del paciente.
- En perros: paseos más largos, juegos interactivos, natación.
- En gatos: enriquecimiento ambiental con rascadores, estanterías, juguetes interactivos.
- Modificación de la conducta del propietario
- Educación sobre los riesgos de la obesidad.
- Implicación activa en el seguimiento del programa.
- Conciencia de que “el alimento no es cariño”, fomentando alternativas de interacción positiva.
- Monitoreo y reevaluación periódica
- Controles de peso quincenales o mensuales.
- Ajuste de la dieta en función de la pérdida lograda.
- Reforzamiento positivo al tutor por los logros alcanzados.
Prevención
La prevención de la obesidad es más sencilla que su tratamiento. Entre las medidas más efectivas se incluyen:
- Ajuste de la ración a la etapa fisiológica y al nivel de actividad.
- Uso de dietas de mantenimiento equilibradas y de alta calidad.
- Seguimiento regular del peso y del BCS en la consulta veterinaria.
- Promoción del ejercicio diario desde edades tempranas.
Conclusión
La obesidad en perros y gatos constituye una enfermedad crónica prevenible y tratable. El control del peso corporal y una alimentación adecuada no solo reducen la incidencia de enfermedades asociadas, sino que prolongan la longevidad y mejoran el bienestar global del animal. El papel del médico veterinario es fundamental para diseñar planes individualizados, motivar a los tutores y garantizar que la mascota recupere y mantenga un estado nutricional saludable.