Osteoartrosis en perros y gatos: diagnóstico y manejo terapéutico para preservar la calidad de vida

Introducción La osteoartrosis (OA), también denominada enfermedad articular degenerativa, constituye una de las patologías músculo-esqueléticas crónicas más frecuentes en la práctica veterinaria,…

Introducción

La osteoartrosis (OA), también denominada enfermedad articular degenerativa, constituye una de las patologías músculo-esqueléticas crónicas más frecuentes en la práctica veterinaria, tanto en perros como en gatos. Se caracteriza por un proceso progresivo de degeneración del cartílago articular, acompañado de cambios en el hueso subcondral, formación de osteofitos y una respuesta inflamatoria de bajo grado que contribuye al dolor y la limitación funcional.

Fisiopatología

La OA surge a partir de un desequilibrio entre los procesos anabólicos y catabólicos que mantienen la homeostasis del cartílago articular. Factores mecánicos, traumáticos, genéticos y metabólicos pueden desencadenar la alteración de condrocitos y la liberación de mediadores proinflamatorios (IL-1β, TNF-α, prostaglandinas), lo que conduce a la degradación progresiva de la matriz extracelular. El resultado es una articulación dolorosa, con movilidad restringida y pérdida de función.

Manifestaciones clínicas

  • En el perro, la presentación clínica suele ser evidente: rigidez tras el reposo, intolerancia al ejercicio, cojera intermitente y disminución de la actividad habitual.
  • En el gato, la OA está subdiagnosticada, ya que los signos clínicos son más sutiles: reducción de saltos, cambios en el comportamiento, acicalamiento deficiente y alteraciones en el uso de la bandeja sanitaria.

Diagnóstico

El diagnóstico se establece mediante un abordaje integral:

  • Anamnesis detallada y evaluación clínica.
  • Exploración ortopédica para detectar dolor, crepitación, disminución de la amplitud articular o atrofia muscular.
  • Pruebas de imagen: la radiografía es la herramienta más utilizada, aunque técnicas como la tomografía computarizada o la resonancia magnética permiten una evaluación más precisa de lesiones articulares.
  • Evaluación funcional mediante escalas de dolor y movilidad adaptadas a cada especie.

Manejo terapéutico

El tratamiento de la osteoartrosis no es curativo, pero el objetivo es minimizar el dolor, ralentizar la progresión de la enfermedad y preservar la calidad de vida del paciente. La estrategia terapéutica debe ser multimodal e individualizada:

  1. Control farmacológico
    • Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como pilar del manejo del dolor.
    • Analgésicos adyuvantes (gabapentina, amantadina, tramadol).
    • Fármacos modificadores de la enfermedad articular (p. ej. polisulfatos de glicosaminoglicanos).
    •  Anticuerpos monoclonales, que actúan bloqueando el factor de crecimiento nervioso (NGF), una proteína clave en la percepción del dolor articular. 
  2. Suplementación nutricional
    • Condroprotectores (glucosamina, condroitín sulfato, ácidos grasos omega-3).
    • Dietas específicas para articulaciones con aporte controlado de calorías y antioxidantes.
  3. Terapias físicas y rehabilitación
    • Fisioterapia, hidroterapia y ejercicios controlados para mantener masa muscular y rango articular.
    • Técnicas avanzadas como láser terapéutico o ondas de choque extracorpóreas.
  4. Control del peso corporal
    • La obesidad es un factor de riesgo crítico, por lo que la reducción ponderal es fundamental para disminuir la carga articular.
  5. Manejo ambiental
    • Modificación del entorno del paciente (rampas, camas ortopédicas, superficies antideslizantes).

Importancia del abordaje temprano

La detección precoz y el inicio oportuno de un plan terapéutico permiten retrasar la progresión de la enfermedad y mejorar significativamente la calidad de vida del paciente. Un manejo integral no solo disminuye el dolor, sino que también contribuye a preservar la movilidad, la interacción social y el bienestar general del animal.

👉 En conclusión, la osteoartrosis en perros y gatos debe entenderse como una enfermedad crónica que requiere un enfoque terapéutico multidisciplinar y sostenido en el tiempo. En la clínica veterinaria, el compromiso con la detección temprana y la aplicación de tratamientos adecuados es esencial para garantizar que los pacientes mantengan una vida activa, confortable y digna.

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