Gatitos - 4. Consejos de salud
4.1 Mantener la salud de nuestro gatito Además de las visitas al veterinario y de preocuparnos de su alimentación, nosotros podemos vigilar la salud del gatito observando simplemente una serie de signos externos. Resulta muy sencillo, tan sólo debemos tener unos conocimientos básicos de su naturaleza y podremos detectar a tiempo si nuestro gatito no se encuentra bien o sufre algún trastorno por leve que sea. Nuestra colaboración le va a resultar, además, de gran ayuda al veterinario. Los principales signos que indican la salud de nuestro gatito son: Ojos. En el gatito sano están brillantes y alerta, pero se vuelven opacos y hundidos cuando el animalito está enfermo. Es importante vigilar cualquier infl amación o secreción ocular y consultar con el veterinario. El tercer párpado debe estar en el margen interior del ojo, ya que si cubre su comisura es un signo evidente de que nuestro gatito no está bien. Hay que llevarle cuanto antes al especialista. Orejas. Cualquier secreción o irritación indica la presencia de algún problema auditivo. En los gatitos sanos suelen mantenerse limpias, de cualquier forma, debemos vigilar que sea así y si necesitamos limpiárselas nunca optar por los bastoncitos de algodón. Es más indicado utilizar una gasa humedecida en agua tibia. Nariz. Pongamos atención a cualquier secreción de una o de las dos fosas nasales, sobre todo si es espesa y amarilla. Si la nariz de tu gatito deja de ser suave y pierde su color rosado comuniquémoslo al veterinario. Boca. También debe mantener un ligero tono rosado, con dientes y encías sanas, sin placas de sarro, infl amaciones o llagas. Las úlceras son bastante frecuentes en el caso de gripe felina. Si nuestro gatito tiene mal aliento, puede ser un signo de enfermedad oral o problemas renales. Piel. Hay que vigilar que esté libre de parásitos y sea fl exible. Cuando se presentan problemas de deshidratación, pierde su elasticidad. El pelaje debe estar brillante, suave y lustroso. Si se vuelve erizado o crespo es que algo puede estar sucediendo. Ano. Observemos que esté libre de parásitos o infl amaciones. Si el gatito tiene diarrea estará sucio o lastimado. 4.2 La visita de rutina En esta visita el veterinario va a proceder a examinar cualquier signo exterior que pudiera indicar algún problema de salud. Veremos cómo le manipula y realiza su chequeo de control. Observará detenidamente ojos, nariz, pelo, boca y ano. Asimismo palpará el abdomen y auscultará pecho y corazón para descartar cualquier trastorno respiratorio o cardíaco. Analizará las heces y también puede requerir un análisis sanguíneo para completar el chequeo. Por último, hará un repaso de las vacunas y nos indicará el calendario que debemos seguir estrictamente. CONSEJO PRÁCTICO: No descuidemos nunca seguir su calendario de vacunación estrictamente, ya que son esenciales para nuestro gatito. 4.3 Vacunaciones No debemos dudarlo, es necesario vacunar regularmente a nuestro gatito aunque viva en un ambiente muy protegido y pensemos que no va a estar en contacto con otros animales. Es un grave error pensar que no necesita medicina preventiva. Algunos virus y agentes patógenos se transmiten por el aire o indirectamente a través de objetos contaminados. El virus que causa el moquillo felino es muy resistente y puede ser llevado a casa en la ropa o los zapatos. Además, si un gatito crece en un ambiente muy protegido, puede ocurrir que, en cuanto entre en contacto con la enfermedad siendo adulto, apenas tenga defensa natural contra la infección. Lo habitual es que el veterinario le vacune contra la enfermedad respiratoria felina que puede deberse a varios agentes, pero las vacunas protegen contra los más importantes. También es probable que el veterinario nos aconseje que le vacunemos contra la Enteritis Infecciosa, cuyos principales síntomas son graves vómitos y diarreas, un alto porcentaje de los gatos que la contraen mueren. Seguramente también nos recomiende la vacunación contra la Leucemia Felina, que se considera como una especie de sida felino provocando que su cuerpo sea incapaz de defenderse de las infecciones, y de la Peritonitis Infecciosa Felina (FIP). CONSEJO PRÁCTICO: Debemos preguntar al veterinario sobre el calendario de vacunaciones del lugar donde vivimos, ya que varían según el país y la comunidad autónoma. 4.4 Esterilización / Castración Esterilización. Consiste en la extirpación de los órganos sexuales de la gata, los ovarios, las trompas del útero y el cuerpo del útero. Parece una operación drástica, pero es la manera responsable de solucionar el problema de los embarazos indeseados y de una hembra frustrada. Pensemos que lo natural es que una gata dé a luz dos camadas de gatitos al año. Si no la esterilizamos e impedimos que se aparee, lo que ocurrirá es que entrará en celo repetidas veces hasta agotarse y volverse irritable, además puede desarrollar infecciones en el útero. Consultemos con su veterinario el momento más indicado para proceder a la esterilización. Algunos se inclinan por esperar a los 6 u 8 meses, otros prefi eren hacerlo antes del primer celo, es decir, alrededor de los 5 meses. Una vez esterilizada veremos que deja de estar nerviosa y que su carácter no cambia, probablemente esté más tranquila, juguetona y cariñosa. Castración. Se realiza mediante una operación que consiste en la extirpación de los testículos mediante dos incisiones en el escroto. Los veterinarios recomiendan realizar esta intervención antes de los diez meses de edad y se suele llevar a cabo alrededor de los seis. Es importante proceder a ella porque los machos enteros desarrollan una serie de características que los hace difíciles como mascotas. Entre ellas la de rociar de orina, de olor intenso e irritante, las fronteras de su territorio. Además, mantendrá comportamientos más agresivos, se peleará con otros gatos macho e intentará realizar escapadas de dos o tres días a partir del año. CONSEJO PRÁCTICO: La esterilización para las hembras y la castración para los machos es una práctica habitual, aunque parezca traumática, que permite reducir las conductas sexuales más antisociables. 4.5 Parásitos Son molestos y, dependiendo de su naturaleza, pueden implicar más o menos riesgos. Siguiendo unos sencillos controles vamos a poder desparasitar fácilmente a nuestro gatito. No debemos demorarnos en hacerlo y vigilar bien este problema. Parásitos internos Se encuentran en el tracto digestivo del gatito y sólo se detectan si se analizan las heces. Con dos semanas de edad se suele empezar el tratamiento que hay que repetir cada dos o tres semanas, siempre determinándolo el veterinario. Gusanos planos. Son frecuentes, pero no entrañan problemas en la salud del gatito, aunque no quiere decir que no los eliminemos. Los gatitos los suelen contraer cuando ingieren roedores o pulgas que los portan de forma larvaria. Podemos prevenir el contagio si evitamos que salga de casa. De cualquier forma, es importante que vigilemos sus heces, así como el ano del gatito. Si encontramos pequeños segmentos blancos, debemos consultar con el veterinario ya que existen sencillos tratamientos para acabar con ellos. Gusanos redondos. Se transmiten de la madre al hijo, aunque ésta haya sido desparasitada, durante el período de lactancia. Consultemos con el veterinario si nuestro gatito puede estar infectado. Un análisis de las heces permite detectar si los tiene. Los síntomas que le producen son: pérdida de peso, debilidad, diarrea y presencia de moco en las heces, pero si la infestación es moderada, probablemente ni siquiera presente síntomas. Ancilostoma. También se transmite de la madre al hijo durante la gestación y la lactancia. Además, se puede contagiar a través de las heces infectadas. Si nuestro gatito tiene este parásito sufrirá vómitos y diarreas, que además pueden tener un aspecto alquitranado. Es importante que en este caso consultemos inmediatamente con el veterinario. Pero no debemos preocuparnos porque existen tratamientos que erradican este problema. Coccidios y toxoplasma. Los gatitos pueden verse contagiados por este parásito que también vive en su intestino, al administrarle carne cruda o poco cocinada. Las heces se convierten en foco de infección, lo que es una razón más para que extrememos la limpieza de su bandeja de arena. Utilicemos guantes siempre que lo hagamos, porque nos podría transmitir la enfermedad. Es especialmente delicado en el caso de las mujeres embarazadas, de ahí que se recomiende que durante el período de gestación no sean ellas las que se ocupen de limpiar las heces del gato. Si nuestro gatito tiene este parásito, veremos que sufre vómitos, diarrea, fiebre y pérdida de apetito. No debemos dudar en llevarle inmediatamente al veterinario. Parásitos externos Son los viven en la piel del gatito. Es necesario examinarle continuamente para proceder a su eliminación. Los más habituales son: Pulgas. Si vemos que nuestro gatito se rasca y muerde constantemente, quizá tiene pulgas. Siempre que le cepillemos debemos fi jarnos en si tiene puntitos rojos en su piel, como una especie de ronchas pequeñas, además podremos observar una especie de puntitos negros en el pelo, sobre todo alrededor del cuello y del lomo, se trata de las heces de las pulgas. No nos pongamos nerviosos y procedamos a eliminarlas. Para ello debemos tratar al gatito y al ambiente en que vive, es decir, debemos limpiar y desinfectar a fondo su cama y alfombras y es aconsejable tirar la bolsa del aspirador una vez lo hayamos pasado por la casa. En el mercado hay innumerables productos contra estos parásitos, desde insecticidas en aerosol, champús, polvos y collares. Es conveniente consultar con el veterinario cuál es el método más adecuado para prevenir que nuestro gatito las tenga. Ácaros de las orejas. Son animales de ocho patas, más pequeños que la cabeza de un alfi ler que aparecen en las orejas del gatito provocándole irritación y cera negra y seca. Es una afección bastante habitual en el gatito y suele transmitirse fácilmente de uno a otro. Si vemos que se rasca las orejas con frecuencia y sacude la cabeza, mirémosle y a la menor sospecha acudamos al veterinario. Garrapatas y piojos. Si revisamos periódicamente al gatito podremos detectar enseguida si tiene alguno de estos parásitos. Si encontramos una garrapata, lo mejor es extraerla enseguida. Hagámoslo con cuidado y cuando realicemos esta operación pongámonos guantes y utilicemos una pinza. Lo que debemos hacer es sacar la cabeza, después desinfectar la zona con alcohol o agua oxigenada. Para acabar con los piojos utilicemos los productos contra las pulgas recomendados para gatos. Sarna. Esta es una enfermedad que también puede afectar a nuestro gatito, además se transmite con facilidad y es laboriosa de curar, por lo que siempre tendremos que seguir con gran rigor las indicaciones de nuestro veterinario. La sarna produce lesiones en la piel de tu gatito y el pelo se le cae. Además, produce escozor y picor por lo el animalito se rascará y frotará con frecuencia. Existen dos variedades fundamentales: la sarcóptica y la demodécica. En el primer caso, los ácaros depositan los huevos en pequeñas cavidades que forman bajo la piel, mientras que en el segundo, se resguardan en el folículo piloso. Tiña. Está causada por un hongo y se transmite con facilidad a los humanos produciendo una protuberancia de color rojo en los brazos generalmente. Las señales en los gatitos suelen ser sutiles y se muestran como un pequeño parche carente de pelo, pero puede darse el caso de que gatos portadores apenas presenten indicios. CONSEJO PRÁCTICO: Una detección a tiempo puede evitar grandes problemas. Llévale al veterinario a la mínima sospecha. 4.6 Otros síntomas de enfermedad Quizá nos preguntemos cómo detectar si nuestro gatito se encuentra enfermo. Una serie de síntomas nos pueden proporcionar la información que estamos buscando. Debemos fijarnos siempre en los siguientes síntomas: 4.7 Primeros Auxilios Si nuestro gatito sufre un accidente, es fundamental que mantengamos la calma y actuemos con rapidez, procurando llevarlo a la clínica veterinaria lo más rápido posible. CONSEJO PRÁCTICO: No pongamos ningún producto por nuestra cuenta, como cremas, sólo aquello que prescriba el especialista.. 4.8 Dar medicación No es tan complicado como parece. Con unos sencillos consejos podremos administrar fácilmente a nuestro gatito desde una pastilla hasta un jarabe Administrar un comprimido. Cogeremos con una mano su hocico y elevaremos su cabeza colocando los dedos índice y anular a ambos lados de la boca, tiraremos suavemente de la mandíbula con la otra mano e introduciremos la pastilla al fi nal de la lengua. Debemos mantener la cabeza del gato hacia atrás y masajearle la garganta para que trague la pastilla. Administrar medicación líquida. Sujetaremos la cabeza de forma similar e introducir con una pipeta el líquido. Después también es aconsejable que masajeemos la garganta hasta que trague el medicamento. Vendajes. Si el gatito sufre una herida sangrante, debemos cubrirla directamente con una gasa presionando para cortar la hemorragia. Después, se sujeta el vendaje con un esparadrapo de forma que esté fi rme para que no se mueva, pero teniendo cuidado porque no debe quedar oprimido. Una vez realizada esta labor, hay que acudir inmediatamente al veterinario. CONSEJO PRÁCTICO: Envolviendo al gatito en una toalla, dejando su cabeza libre, evitaremos que nos arañe. Fuente: Affinity Pet Care.