CENTRO VETERINARIO LOBETE

Adultos - 2. Su salud

 

2.1 Visitas al veterinario

El veterinario va a continuar siendo una de las personas más importantes en la vida de nuestro gato. No hay que esperar a que pasen largos periodos de tiempo o a que nuestro gato contraiga una enfermedad grave para ir a visitarle. Es importante que llevemos a nuestro gato a la consulta simplemente para realizarle una revisión, con el fi n de que el veterinario realice una exploración y chequeo a fondo del animal. Además, debemos tener en cuenta que aún hay que continuar vacunándole.

A pesar de que hayamos cumplido rigurosamente el calendario de vacunaciones durante el primer año de vida de nuestro gato, ahora tampoco podemos descuidar este importante aspecto de su salud. Algunas enfermedades como las respiratorias se presentan a cualquier edad del gato y otras, como la enteritis felina se adquieren con mayor facilidad en gatos mayores.

CONSEJO PRÁCTICO: No podemos descuidar la vacunación de nuestro gato. Además de cumplir con el calendario establecido, es necesario administrarle anualmente una vacuna combinada a lo largo de su vida.
 

2.2 Cuidados en el gato adulto

Los rituales que establecimos cuando era pequeño deben mantenerse a lo largo de su vida. Especialmente los del aseo. Los gatos son animales a los que les gusta estar limpios, más aún si se les hemos acostumbrado desde temprana edad.
 

Aseo natural

  • Los gatos se acicalan con sus lametones constantemente por varios motivos:
  • Eliminar restos de suciedad y pelos muertos.
  • Estimular las glándulas epidérmicas para que segreguen una sustancia especial que les sirve para impermeabilizar en cierto grado el pelaje. Lamiéndose los gatos también consiguen esparcir esta secreción por el pelo.
  • Eliminar los nudos que se les pudiera producir en el pelo.
  • Refrescarse cuando hace calor. Ellos no traspiran y por lo tanto la evaporación de la saliva les produce cierto alivio.
  • Reducir los parásitos
  • Efecto tranquilizador y relajante.
     

El hecho de que ellos cumplan cuidadosamente con el acicalamiento, no exime al dueño de que deba ocuparse del aseo de su gato. Al igual que cuando era pequeño, debemos peinarle habitualmente. Para un gato adulto, el cepillado debe formar parte de su existencia como un hábito al que está más que acostumbrado.

Y para el dueño del ejemplar debe ser una tarea que le mantenga unido al animal, tan necesario como darle de comer y mantener limpios sus recipientes de agua y comida. Además, mediante el cepillado o peinado del pelo, podremos controlar si el gato ha adquirido algún parásito como garrapatas y pulgas, por ejemplo.
 

Bolas de pelo

Un cepillado continuo de nuestro gato puede evitar que se formen bolas de pelo en el estómago y, por lo tanto, que sufra gastritis. Es importante que tengamos presente que a estos animales les gusta permanecer limpios, por lo que ellos mismos se estarán acicalando constantemente. Si nosotros no les cepillamos, no retiraremos los pelos muertos de su pelaje. Por lo tanto, se los tragarán y con el tiempo se le formarán las bolas de pelo que deberán expulsar. Las bolas de pelo están consideradas como la fundamental causa de la aparición de gastritis o infl amación del estómago en los gatos. Si el animal tiene ganas de vomitar, desgana o pérdida de apetito puede que sufra este problema. En estos casos lo mejor es consultar con el veterinario, existen productos en el mercado que les ayudan a expulsar las bolas de pelo, facilitando el proceso digestivo. Pero sólo el veterinario es la persona indicada para recomendarlos.
 

Cuidados dentales

Es fundamental que nuestro gato mantenga sus dientes en buenas condiciones si queremos garantizar su calidad de vida durante muchos años.

Debemos tener en cuenta que, aunque nuestro gato se alimente de comida seca, (que le permite ejercitar los dientes y, en cierta medida, mantenerlos más limpios) con el tiempo se produce acumulación de sarro en los mismos.

El sarro acumulado durante los años en los dientes del gato provoca infl amación en las encías, que a su vez las retrae mostrando las cavidades donde quedan los restos de comida. Estas se convierten en lugares ideales para desarrollar infecciones que pueden afectar a la raíz de los dientes del gato y si no se tratan a tiempo, finalizarán con la caída o la forzada extracción de los dientes del gato. Para evitar este problema, lo mejor es garantizar que nuestro gato tiene los dientes limpios, y para ello muchos expertos aconsejan que seamos nosotros los que nos ocupemos de la tarea.

Evidentemente, la única forma de conseguirlo con éxito consiste en haberle acostumbrado a que efectuemos esta labor. Si nos hacemos con un gato adulto y no ha adquirido esta costumbre, probablemente no consigamos que nos deje limpiarle los dientes. En este caso, en cuanto veamos acumulaciones de sarro, debemos acudir al veterinario. Él será capaz de efectuar una limpieza profesional sin problemas.
 

Los síntomas de los problemas dentales son:

  • babeo excesivo
  • encías inflamadas
  • dientes rotos
  • pérdida de peso y de apetito

CONSEJO PRÁCTICO: Para limpiar los dientes de nuestro gato, envuelve una gasa humedecida alrededor de tu dedo y masajea sus dientes y encías.

El veterinario además nos puede recomendar productos efi caces para realizar esta tarea, pero nunca debemos utilizar nuestro dentífrico ya que podría resultar tóxico para el animal.

 

2.3 Chequeos caseros

Al igual que ocurre con el aseo, también debemos observar constantemente ojos, orejas, nariz, boca, piel y ano del animal para controlar si su estado de salud es bueno. Es importante saber que un gato puede mostrar pocos síntomas de una enfermedad en las primeras etapas de la misma.

Por ello es importante que le examinemos periódicamente como medida preventiva o con el fin de evitar que una enfermedad avance. Estos son algunos de los síntomas de alarma:

Ano. Debemos vigilar el lamido constante de los genitales, la difi cultad para orinar y la diarrea.

Pelo. Atención a las caídas, calvas, decoloración de la piel y, por supuesto, a la aparición de parásitos.

Orejas. Hay que poner especial cuidado al examinarlas si nuestro gato se las rasca y restriega constantemente, detecta infl amación y supuración oscura.

Ojos. Es importante llevar al gato al veterinario si supuran, se infl aman los párpados, o aparece el tercer párpado o membrana que permanece plegada en la comisura interior de ojo y se muestra cuando el gato está enfermo o con muchos parásitos.

Boca. Si pierde su color rosado es que algo ocurre. Además es importante vigilar el estado de los dientes.

Nariz. No debemos descuidarnos si moquea constantemente o nuestro gato presenta respiración dificultosa.

CONSEJO PRÁCTICO: Si detectamos cambios en el comportamiento de nuestro gato, se esconde en el rincón más oscuro de la casa, se le encrespa el pelo o si su respiración es rápida y entrecortada, debemos llevarlo al veterinario.
 

2.4 Primeros auxilios

Es mejor que seamos precavidos y conscientes de que nuestro gato puede sufrir en cualquier momento un percance. Por ello, siempre debemos tener a mano el número de teléfono de nuestro veterinario o la clínica de atención 24 horas. Además, es muy práctico contar con un mínimo botiquín que nos facilite actuar inmediatamente. Nuestro equipo de primeros auxilios para gatos debe contener:

  • Vendas: es útil contar con un rollo que no supere los 5 cm de ancho. Además son útiles las gasas de distintos tamaños.
  • Cinta adhesiva. Que nos permita hacer un vendaje a presión cuando nos encontramos ante una herida sangrante.
  • Algodón esterilizado.
  • Jeringa o cuentagotas de plástico. Para administrar medicamentos líquidos.
  • Producto antiséptico para gatos. Es importante ya que los gatos se lamen las heridas y los convencionales podrían perjudicarle. Debemos pedir consejo al veterinario para hacernos con el más adecuado.
  • Pinzas.
  • Termómetro rectal y vaselina.
  • Cesta portagatos. Es importante que la tengamos siempre a mano, sobre todo por si se presenta una emergencia.

CONSEJO PRÁCTICO: Si nuestro gato ha sufrido un percance y está lastimado es normal que no nos resulte muy sencillo acercarnos a él. Debemos hablarle con tranquilidad y, si está muy nervioso, lo mejor es tirarle una manta o toalla encima, que nos servirá para envolverle.

Después debemos sacarle la cabeza y moverle lo menos posible mientras le llevamos inmediatamente al veterinario.
 

2.5 Situaciones de emergencia

Es muy importante que sepamos cuándo nuestro gato puede estar corriendo un serio peligro. En cuanto detectemos las siguientes situaciones debemos acudir lo antes posible al veterinario:

  • Cualquier lesión que se haya producido por una caída de más de siete metros, un golpe fuerte o un accidente de tráfico.
  • Vómitos alarmantes o reiterativos.
  • Diarrea persistente durante más de 48 horas.
  • Sangre en las deposiciones.
  • Una herida que sangra copiosamente o se abre.
  • Si se atraganta con cualquier objeto. Cuando se producen estas situaciones si no es sencillo extraer el objeto, es mejor que desistamos en el intento y acudamos al veterinario. Debemos tener en cuenta que si al intentar sacar lo que obstruye la garganta del gato, por accidente este objeto es empujado hacia dentro de la tráquea, se pueden ocasionar numerosas lesiones.
  • Quemaduras.
  • Convulsiones durante más de diez minutos.
  • Si nuestro gato ingiere un producto tóxico.
  • Congelamiento. Debemos llevarlo inmediatamente a un lugar caliente, ponerlo sobre una manta y aplicar paños con agua tibia en las zonas que estén congeladas. Es muy importante que llamemos al veterinario mientras realizamos estas operaciones.
  • Electrocución. No es tan improbable que puedan suceder este tipo de accidentes, sobre todo si pensamos que a los gatos les gusta juguetear con los cables eléctricos. Si nuestro gato sufre este accidente, cortaremos la energía eléctrica y separaremos al gato de los cables o enchufe con un palo de madera. Si no es así también corremos el riesgo de electrocutarnos nosotros. Después debemos acudir inmediatamente al veterinario.
  • Fiebre. Se considera que la temperatura normal del gato es de 38.6 ºC. Si sospechamos que nuestro gato tiene fi ebre, la única forma fiable de detectarla es con un termómetro rectal. Para ello se introduce bien lubricado en el recto del animal. Esta no suele ser una tarea sencilla, por lo que si no podemos realizarla sin forzar al animal, es mejor que acudamos al veterinario. De cualquier forma, si sospechamos que tiene fi ebre es importante, hasta que lleguemos al especialista es importante que proporcionemos a nuestro gato abundante agua.
  • Deshidratación. A diferencia de otros animales, los gatos pueden deshidratarse con gran facilidad. Por ello es importante que mantengamos siempre su recipiente con agua fresca y no le dejemos nunca encerrado en el coche sin ventilación suficiente.

CONSEJO PRÁCTICO: Un gato herido no debe coger frío. Debemos envolverle suavemente en una manta y si está inconsciente además hay que tirarle de la lengua hacia delante y despejar las vías respiratorias.
 

2.6 Afecciones más comunes

Aunque tu gato no tiene por qué padecerlas en ningún momento de su vida, éstas son las afecciones más comunes que se presentan en estos animales. Cierto conocimiento de ellas te puede ayudar a detectarlas enseguida.
 
Problemas auditivos. El oído es uno de los órganos más sensibles del gato. No sólo es responsable de la audición, sino también del equilibrio, dos sentidos esenciales en este animal. De ahí que sea tan importante que mantengamos un control de su estado. El pabellón de la oreja del gato suele ser muy propenso a sufrir lesiones bien sea por peleas o autoinfligidas por padecer un problema auditivo que le induce a rascarse con fuerza.

Si se produce una hemorragia lo mejor es acudir inmediatamente al veterinario, ya que la sangre se puede acumular en el interior, secándose y produciendo una irritación continua. Los gatos también son propensos a sufrir otitis externas cuyo origen se debe en muchos casos a irritaciones debidas a los ácaros del oído. En estas situaciones, el gato se rasca ocasionando inflamación y creando las mejores condiciones para que se produzca una infección bacteriana o causada por diversos tipos de hongos. En este caso, los principales síntomas que hay que buscar son:

  • Irritación. El gato se rasca o sacude la cabeza.
  • Inflamación. Enrojecimiento de la piel que rodea la parte superior de la oreja.
  • Secreción. Puede ser marrón, amarilla, negruzca e incluso verde.

Olor. Este tipo de afecciones deben ser tratadas cuanto antes por el veterinario y deberemos cumplir fi elmente las indicaciones que establezca. Además no debemos descuidarnos y aplicar el tratamiento completo los días que considere el veterinario, aunque veamos que el gato mejora antes.

Problemas urinarios. También son frecuentes en los gatos, por lo que es importante saber determinar cuando el animal tiene problemas al orinar y acudir al veterinario para que ataje la afección cuanto antes.

El más común es la inflamación de la vejiga o cistitis. Por lo general, tiene lugar cuando se produce acumulación de arenilla en la vejiga y la uretra lo que provoca inflamación en el interior de la vejiga. En los machos, esta afección es más molesta que en las hembras ya que su uretra es más estrecha y por lo tanto se producen mayores obstrucciones en el flujo de la orina. Y se acentúa si el gato macho además sufre exceso de peso y bebe poco agua.

La forma de reconocerla es cuando se observa que el gato tiende a orinar con gran frecuencia, esforzándose mucho para expulsar apenas unas gotas, a menudo con sangre. En cuanto se detecta hay que acudir al veterinario que impondrá un tratamiento adecuado.

Diarrea. Puede producirse por múltiples causas, desde por parásitos como lombrices intestinales aunque esta causa es más habitual en los gatitos, hasta por una enfermedad subyacente en otro órgano del cuerpo como los riñones o el hígado. Sin embargo, la diarrea también se puede presentar por una infección así como por la alimentación que se suministra al gato.

CONSEJO PRÁCTICO: Si nuestro gato sufre diarrea, lo primero que debemos hacer es fijarnos en su alimentación. El hígado crudo, por ejemplo, les produce un efecto laxante. Algunos gatos además, presentan cierta intolerancia a la leche.
 

2.7 Administrar medicamentos

Por muy complicado que nos pueda llegar a parecer, lo cierto es que con un poco de destreza resulta muy sencillo aplicar la medicación al gato:

Comprimidos. Debemos sujetarle la cabeza aferrando ambos lados de su mandíbula. Después le doblamos con suavidad la cabeza hacia atrás hasta que la mandíbula inferior se abra. A continuación introduciremos la pastilla en la garganta. Debemos asegurarnos de que el gato la ha tragado. Para ello, lo mejor es mantener la cabeza del gato hacia atrás durante unos minutos y masajearle la garganta.

Líquidos. Se pueden administrar de forma similar con una jeringa de plástico. Es importante volcarlos sobre la lengua lentamente porque en caso contrario el gato podría atragantarse.

Gotas en las orejas. Antes de aplicarlas, debemos limpiarlas bien con ayuda de un bastoncito de algodón. Esta operación hay que hacerla con sumo cuidado y de forma superfi cial, ya que si se introduce demasiado en el interior del oído, podemos causar lesiones. Una vez limpio se ponen las gotas en el canal auditivo. Hay que sostener la oreja hasta que estemos seguros de que el medicamento ha entrado completamente en su interior. Para que al gato le resulte menos molesto, es aconsejable calentar previamente el líquido con las manos.

Gotas en los ojos. Hay que sostener la cabeza del gato como si le fuéramos a dar una pastilla, pero sin doblarla hacia atrás. Debemos aproximarnos con el tubo o frasco desde atrás del gato y dejaremos caer la gota en el ojo.

CONSEJO PRÁCTICO: Si no tenemos demasiada destreza para administrar una pastilla o unas gotas a nuestro gato, y tememos que nos arañe, lo mejor es que le envolvamos en una toalla, de forma que sólo sobresalga la cabeza. De esta forma, estaremos más cómodos.
 

2.8 Mi gata está embarazada

Si decidimos que nuestra gata pase por la maternidad, debemos prepararnos para ser testigos de una experiencia muy gratifi cante. Ahora bien, es muy importante que nos responsabilicemos de que todo esté preparado para el momento del parto así como del cuidado de las crías durante sus primeras semanas de vida hasta que encontremos un futuro hogar que las acoja.

Las gatas embarazadas necesitan muy pocos cuidados y suelen desenvolverse muy bien, por lo que a veces los dueños no suelen darse cuenta de que están preñadas hasta que ya está próximo el parto.

El embarazo suele durar unas nueve semanas, aunque cuando se tienen camadas numerosas, este periodo se reduce y en el caso de razas como el siamés suele ser más prolongado. Las primeras manifestaciones exteriores del embarazo aparecerán a las cuatro semanas cuando puede ya hacerse evidente un cierto enrojecimiento de los pezones.

A las seis/siete semanas del embarazo ya habrá cambiado su cuerpo y su vientre será voluminoso de forma patente. Durante el embarazo probablemente tenga más apetito o coma con mayor frecuencia porciones más pequeñas de alimento.

Algunos especialistas nos aconsejarán que cuidemos su alimentación y le suministremos una comida adecuada para su estado. Lo más importante es que le proporcionemos una dieta equilibrada y la gata será la que regule las cantidades que quiere ingerir. Por supuesto no debemos ofrecerle ningún tipo de suplemento vitamínico, a no ser que lo indique tu veterinario. Es importante que preparemos la paridera con tiempo, al menos una o dos semanas antes del parto. Hay que colocarla en un sitio caliente, tranquilo y sin corrientes.

Si se reviste con periódicos que la gata pueda desgarrar, le daremos la oportunidad de que se construya un nido cómodo. De esta forma, conseguiremos que lo sienta como suyo. Una semana antes del parto, la gata comenzará a buscar el lugar adecuado para dar a luz. En ese momento, es cuando ella debe sentirse cómoda en la paridera. Dos o tres días antes del parto vamos a notar que el vientre de la gata baja y adopta una forma de pera. También es probable que de sus pezones le salga algo de leche.

CONSEJO PRÁCTICO: Las últimas veinticuatro horas antes del parto, nuestra gata estará inquieta y probablemente no quiera comer. La llegada de los gatitos está cerca.
 

2.9 El parto

Cuando llegue el momento no debemos ponernos nerviosos. La mayoría de las gatas se valen por sí mismas en este momento, por lo que es mejor que nos mantengamos vigilantes pero a cierta distancia para no perturbarla. El parto comienza en el momento en que la gata se instala en el lugar elegido y jadea activamente. Una hora después aparecerá el primer gatito, que puede estar incluso envuelto en la bolsa, la madre la romperá y le lamerá, de esta forma no sólo le limpia sino que además estimula su respiración. El gatito recién nacido comenzará a mamar inmediatamente y tras él llegarán pronto sus hermanos. El hecho de mamar estimula las contracciones del útero.

No debemos inquietarnos, es importante que le demos a la madre el tiempo necesario para que tenga a todas las crías. Ahora bien, es importante que tengamos a mano el teléfono del veterinario, para poder consultarle en cuanto se presente el menor problema.

Una vez que han nacido los gatitos, la propia madre se va a ocupar diligentemente de ellos: los alimentará y aseará, nosotros solamente debemos ocuparnos de que la paridera se mantenga limpia. Hasta que tenga lugar el destete, cuando los gatitos ya se mantengan en pié, basta con la leche materna para alimentarles y no debemos ofrecerles otro alimento a no ser que lo indique el veterinario. Cuando tengamos que ofrecerles la alimentación adecuada para gatitos tras el destete, iniciaremos el cambio de una forma gradual y de este modo podremos evitar problemas digestivos.

A partir de las tres o cuatro semanas de vida los gatitos son capaces de comer solos y es el momento para comenzar con el destete, primero con leche especial para gatitos que se encuentra en cualquier tienda de animales que vas mezclando con la comida indicada para gatitos. Ya son independientes y se muestran enternecedores, juguetones y graciosos... ¡Cuánto nos va a costar desprendernos de ellos!

CONSEJO PRÁCTICO: Por si fuera necesario, es aconsejable que antes del parto preparemos una toalla limpia, un recipiente con agua caliente, algodón esterilizado, solución antiséptica para gatos, vaselina, tijeras quirúrgicas e hilo de algodón fuerte. Es muy importante que tengamos a mano el número de teléfono del veterinario por si se presenta algún problema.
 

2.10 Esterilización

La mayoría de los gatos domésticos pasan por esta operación sin problemas. Esta intervención evita conductas molestas, les hace más sociables y además se impide que se sacrifi quen y abandonen camadas de animales no deseados. El temperamento, vitalidad, inteligencia y cariño de los gatos no cambian, frente a mitos y creencias falsas. Las intervenciones más recomendables son:

Para el macho: la operación llamada orquiectomía, que elimina la producción de espermatozoides y de hormonas sexuales. Es la más utilizada en la Comunidad Europea.

Para la hembra. Se recomienda la ovariohisterectomía que consiste en la extirpación de los ovarios, trompas y cuello del útero. Esta también es la intervención más utilizada en la Comunidad Europea.

CONSEJO PRÁCTICO: Con la esterilización se elimina la ansiedad sexual y, por lo tanto, comportamientos agresivos sobre todo en el macho. Todas las operaciones se realizan con anestesia general y los gatos se recuperan rápidamente, en tan sólo dos o tres días estarán tan activos, juguetones y cariñosos como antes.

 

 

 

 

Fuente: Affinity Pet Care.